Capítulo 09: Noviembre, 2015
November 01, 2015 - 827 words - 5 mins Found a typo? Edit meAl motivo
Siempre hubo una finalidad. Siempre la habrá. Algo que tener en mente. Causa y motivación para nuestros escritos. Nuestras acciones, así como decisiones, regidas e inspiradas en un motivo.
La motivación como base fundamental. Vital, incluso me atrevería a decir, pues sin motivación no se podría vivir, y no hablo de un simple respirar. Ella es quien nos inspira en el crear, a sonreír y a luchar contracorriente si hiciera falta. Nuestra motivación es nuestra inspiración, nuestra musa, la que nos da aliento, la que nos recuerda el valor de lo que estemos llevando a cabo, la que sueña a nuestro lado.
Ideas, ilusiones, tristezas, anhelos… Todo ello nacido de nuestra persona más emocional, que desea sentirse realizada siempre en la medida de sus posibilidades. Para el motivo y por él mismo. Causa y causante de su existencia. Por su elegancia, a ella le escribo: a la motivación.
¿Quién es, si no, la que me inspira a escribirte? Te escribo a ti, que me sugieres y me das motivos de sobra para expresar todo esto que tanto anhelo sacar. De mi motivación para ella misma. Por saber más que ninguna qué desear y en qué medida. Por ser mía. Por cuestionarme y ayudarme. Por ser yo.
Para mi motivo, mi motivación.
Mi proyecto, nuestro proyecto
Nuestro proyecto no tiene por qué ser común ni tan siquiera compartido, pero estoy seguro de que a ambos nos gustaría una misma meta: alcanzarlo. Y es que no hay nada más satisfactorio que lograr nuestros objetivos, desde los que nos propusimos en antaño hasta los que nacieron hace escasos segundos. No importa el tiempo cuando se trata de crearse a uno mismo.
Cambiemos, respiremos y evolucionemos sin perder nuestra esencia, siendo nosotros los que decidamos. No habrá rezo ni credo alguno que nos dirija. Disfrutemos de nosotros y de nuestras decisiones, así como de nuestras equivocaciones; pero sobre todo aprendamos de ellas —¡de nuestras decisiones!—. No nos detengamos, sigamos avanzando. Conseguiremos sorprendernos, no quepa la menor duda.
La madurez no se alcanza con los años, sino con la experiencia.
A la mediocridad necesaria
A la mediocridad necesaria. El antes y un después.
¿En qué medida y con qué certeza podemos jugar a desmentirnos? A pensar de forma inversa creyendo que realmente nos estamos engañando.
¿Cómo podemos no estar tristes ni deprimidos con todo nuestro pasado? Es nuestro foco el único que tendrá la última palabra sobre nuestra actitud y persona. ¿Cómo podríamos sonreír hoy? Pensando en todo lo que aprendimos y estamos llevando a cabo ahora.
El aprendizaje como anticipación. Anticiparse al error, pero sin miedo de que éste último ocurra, y de ocurrir, plantémosle cara sin miedo, pues no será más que una emoción e ilusión; y no habrá ninguna que no podamos controlar.
Tu último día
¿Quién nos puede asegurar que nos levantaremos al día siguiente? ¿Con qué certeza podemos confirmar que mañana despertaremos para continuar con nuestra rutina? ¿Quién se atrevería a ser tan inconsciente como para obviar estas cuestiones?
¿Cómo te gustaría terminar tu último día? ¿A quién querrías tener presente?
Pensemos en ese día por un instante. Miremos hacia atrás. ¿Qué podemos ver? ¿Cómo de satisfechos nos encontramos realmente? ¿Qué nos gustaría haber cambiado? ¿Qué nos gustaría haber mejorado? ¿Qué nos gustaría haber hecho realmente en vez de aquello otro que hicimos?
Sobran las palabras por la grandísima obviedad que a continuación escribiré, pero me temo que debo reflejarlo: esas preguntas deberíamos hacérnoslas todas las noches antes de dormir. Hablarnos, reírnos, expresarnos y escucharnos, pero sobre todo entendernos. Somos como somos, pero, por encima de todo, tenemos que ser quienes realmente queremos ser.
Nadie puede asegurarnos que nos levantaremos al día siguiente. Nadie puede asegurarnos un mañana, salvo nosotros, nuestro esfuerzo y nuestra voluntad de poder. Nuestro último aliento estará determinado por nuestras acciones.
Todo el mundo puede tener ideas. Más o menos geniales. Brillantes, incluso. Pero sólo los pocos que se atrevan a convertir esas ideas en realidad serán los que marcarán la diferencia.
Conocer nuestros deberes, realizarlos y entenderlos para sentirnos realizados.
¡Transcendamos!
Dejar huella
No bastará con que deseemos
y dejemos en días pasados.
Quedará solo si queremos,
así sigamos muy cansados.
Sin fecha póstuma y a la espera,
sin demora… nos mantenemos.
Todo llegará siempre a su hora.
Calma, pues nosotros seremos.
Un poco más, no te retires,
recuerda esos días soleados.
Basta tan solo con que mires:
no más recuerdos borrados.
Busca nuevos retos por hacer.
A altas horas, sin demora.
Debes buscar de nuevo nacer;
que ese momento sea ahora.
Siente, crece, muere de risa.
Vive cada día soñando.
Por favor, no tengas prisa,
con tiempo todo irá cambiando.
Es el tiempo quien nos mantiene
una cuenta atrás que perdura
hasta que nuestro día llegue.
Y nuestra palabra madura.
Concluiré como dijo un maestro:
«El futuro es algo inevitable.
Cuanto antes lo hagamos nuestro,
antes se volverá amable».