profile picture

Capítulo 24: Febrero, 2017

February 01, 2017 - 580 words - 3 mins Found a typo? Edit me

Nuestra vida

Es la sensación de haber perdido todo aquello que nos puede engañar de forma natural ante la completa percepción de nuestra realidad. ¿Qué es acaso haberlo perdido todo?

Es nuestro contexto el que determina la percepción hacia aquello que estamos juzgando. Jugando a su vez un papel más que importante, que no definitivo de forma expresa.

Considerar no pronunciarnos, no revelarnos ante nosotros, durante un excesivo periodo de tiempo. Sopesar la idea del no tener en cuenta nuestra observación hacia aquello que no podemos dejar de mirar: nuestra vida y nuestro tiempo: nuestros momentos y nuestro ser: a nosotros mismos.

No reflexionar sobre nuestras acciones, sobre la estela que estamos dejando —aunque sea de forma involuntaria—, sentenciará nuestro parecer, así como nuestro aprecio, a todo aquello que linde con su entorno. Todo lo que hagamos, por tanto, dejará un rastro: nuestro inmortal pasado, que es de forma inevitable parte de la causa, transformándonos de forma directa en la consecuencia en la que nos estamos convirtiendo.

Pues la estimación de nuestros valores arbitrará la resolución de los mismos. Cercando nuestra cordura y puntualizando aquello que disponga nuestra disposición. Si no nos estimamos, nuestros valores quedarán mermados en la posible timidez de la cobardía. Si no nos estimamos no podremos ser personas cabales ni libres. De lo contrario, al menos tendremos la oportunidad de serlo en la medida de nuestras posibles consideraciones.

Me refiero al olvido de nosotros:
a nuestro olvido por las mañanas al levantarnos,
a nuestro olvido en cada momento,
a nuestro olvido por las noches al acostarnos.

¿Qué es haberlo perdido todo cuando aún nos queda el desconcierto de la incertidumbre por descubrir? O simplemente disfrutar.

Reflexionar como método, como solución a la disconformidad diaria de la falta de sentimientos y no como hábito arbitrario sin responsabilidades y sin espera de frutos, pues ¿a quién le acabaría importando…?

No dejemos de meditar, de observar, de diagnosticar nuestras impresiones, de disfrutar reflexionando y de resolver nuestras sensaciones para apreciar mejor todo aquello que merece nuestra atención, nuestra comprensión, así como nuestro empeño: nuestra vida.


Hábitos

Reflexionar como método, como solución a la disconformidad diaria de la falta de sentimientos. Rutina para nuestro ser, habilidad para nuestra experiencia.

Hábitos que nos definen, nos determinan e incluso nos limitan en nuestra posible disconformidad. Desde nuestros más básicos instintos, pasando por los simples reflejos, hasta los más complejos que parezcan no quererse dejar domar.

Somos hábitos inconscientes que de forma consciente deberíamos aprender a entender y aceptar para poder superar y, con ello, mejorar. Pues toda aquella costumbre que nunca haya sido cuestionada no podrá jamás ser superada.

Habilidad como deseo, como práctica de nuestra maestría: ensayo y error para posteriormente adquirir inevitablemente sabiduría.

¿Dónde quedó nuestro hábito de nuestro día a día? El conocimiento es poder. Y el poder nos permitirá tener la libertad para elegir lo que realmente queremos para nosotros. Ser conscientes de nuestras rutinas y sus motivos nos permitirá escoger y, con ello, ser responsables de nuestros actos.

Ejercitar nuestra costumbre, nuestra praxis. Sentirnos útiles en nuestro sueño conciliado, prudentes con nuestro juicio así como consecuentes con nuestra madurez frente a lo verdaderamente serio.

Estudio de nuestro comportamiento, de nuestros intentos, de nuestras respuestas, de nuestra observación, del empirismo más allá de la mera teoría: pragmatismo para y con nosotros en nuestro día a día. Pues sobran las palabras cuando los hechos hablan por sí solos.

book-chapter