Capítulo 02: Abril, 2015
April 01, 2015 - 1199 words - 6 mins Found a typo? Edit meEl arte de escribir
Me gusta escribir sin pensar en nada. Escribir simplemente. Con el único fin de que, cuando termine, quiera volver a leerlo de nuevo. Me gustaría algún día volver a leerme: quizá me ayude a entenderme mejor…
Escribo para leerme. ¿Puede haber algo más emocionante?, ¿más emocionante que hablar con uno mismo y estar de acuerdo? Estar de acuerdo no solo en lo bueno, sino en lo malo. Estar de acuerdo al fin y al cabo.
La escritura como arte, como libertad absoluta, donde los únicos límites se podrían encontrar en nuestro propio idioma. ¿Y lo hermoso que sería poder escribir en otros idiomas? Espero poder hacerlo en algún año próximo. Todos estos años aprendiendo lenguajes para máquinas y jamás me planteé el hecho de estudiar otras lenguas para personas…, nunca fue mi punto fuerte. Y, sin embargo, ahora en otro país puedo asegurar que es una de las experiencias más maravillosas que le puede pasar a alguien. Empezar desde el principio a estudiar una nueva lengua, un nuevo idioma: entenderlo desde su raíz, disfrutarlo, saborearlo poco a poco: cada nueva palabra, cada nueva expresión.
Complicado y emocionante. Como si se tratara de un juego para niños. La escritura forma parte de un idioma, la escritura es arte.
Quiero leerme. Querría poder leerme con los ojos cerrados, así como puedo soñar con los ojos abiertos. Me gustaría entenderme mejor…, sólo necesito un poco más de tiempo.
De un sueño
Echo de menos a mi familia. Aunque los veré en menos de 30 días, estoy empezando a hacerme la idea de verlos dos veces al año. Y, la verdad, se hace complicado. Ser el mayor de toda una tropa hace que, sin pretenderlo, uno tenga que ser responsable. Necesitamos ser ejemplos.
Tras un pasado tan turbio, me siento afortunado de no haber acabado en ningún otro camino que no sea éste: el mío. No es cuestión de qué habría sido más fácil. No importa aquí nada más que lo que hay: un joven alegre y soñador, nostálgico y apasionado.
Aún espero con ansias ver más lluvia. Aquí, en el norte de Alemania, lo tengo más fácil… Quiero ver más agua correr.
Cada día me despierto con ganas de seguir soñando, de vivir con pasión y de sonreír junto a mi nostalgia, esperando volver algún día y abrazar a mi familia, sin dejar de lado el sueño por el que estoy luchando.
Deseo lograr mis propósitos: quiero seguir adelante. «Lo vamos a conseguir» es la frase que más me repito y con la que esbozo una sonrisa cada día. Soñar no lo es todo, pero es el principio de toda una vida. Aferrarnos a nuestros sueños es la clave del éxito. Siempre con los pies en la tierra.
Tenemos que aprender a movernos, a pedir ayuda cuando sea necesario y a no dejar de intentarlo hasta conseguirlo. La vida nos debe enseñar a ser autodidactas. Debemos ser nuestros propios maestros; fijémonos sólo en los buenos ejemplos.
Dudas
Hay que crear dudas, preguntas e incertezas, pues sólo así se conseguirán respuestas. Debemos querer conocer, querer descubrir nuevos horizontes, retos, aventuras, metas, sueños… Como queramos llamarlo. No importa el nombre, sino lo que hagamos. Con o sin ayuda, pero hagámoslo. Preguntémonos cada día. No dejemos de hacerlo.
No tengamos fe en nada más que en nosotros mismos. Por encima de un posible Dios y de cualquier otra forma de vida, está la nuestra propia. Por suerte o por desgracia, y hasta que no se demuestre lo contrario, nuestra vida es sólo una: ésta. No la desperdiciemos viviendo en una incerteza constante ni una vida en la que no encontremos alegrías suficientes.
Cada duda está para ser resuelta. De la duda nace el verdadero conocimiento y la seguridad. De la duda naceremos nosotros. Dudémoslo todo, pero no vivamos en una duda constante. Dudar como filosofía, donde debemos aprender a cuestionar antes de afirmar. Dudar como método: no infalible, pero sí productivo.
Duda para despejar disfrutando de nuestras elecciones. Equivoquémonos, ¡escojamos! Preguntemos al mundo, a nuestra familia…, a quien queramos, pero sobre todo a nosotros mismos. ¡Nunca dejemos de hacerlo! Cuestionémonos cada día como si nos fuera la vida en ello porque así será. Y seguido a la cuestión, démonos respuestas. Barajemos distintas alternativas, así como sus motivos. Todos los parámetros son importantes. Estudiemos el origen de cada una.
Disfruta porque estarás aprendiendo a vivir. Equivócate, aprende, ¡vive!
En la vanguardia
Deberíamos vivir más en la vanguardia y no tanto en retaguardia. Reinventarnos, imaginarnos siendo aquello que imaginamos. Querernos como aquello que somos y que seremos.
¿Quién dijo miedo? Miedo sólo deberíamos tener a la muerte, no a la vida. Temer a la muerte porque es algo que a todos nos llegará, por suerte o por desgracia. Será algo a lo que tarde o temprano tendremos que enfrentarnos una, dos y tantas veces… hasta que nos toque. Hasta entonces, ¿quién dijo miedo?
«No somos nada», «somos algo insignificante»: qué frases tan equívocas. Somos lo más grande. Es nuestro deber serlo. Vivir en la vanguardia, en primera línea, descubriéndonos a nosotros mismos, así como lo que nos rodea, tan distinto de nosotros. Como si viviéramos en diferentes realidades.
Somos lo más real jamás conocido. Somos únicos y reales. Somos la realidad en su máximo explendor. Cada unidad, así como su conjunto, hacen de uno mismo una obra de arte, una realidad única. Somos y eso es lo importante.
Interpretar nuestra realidad, aprender a luchar en la vanguardia, querer progresar cada día más. Éste es nuestro fin: brillar. Basta con que escuchemos una canción, leamos un libro, estudiemos algo que nos apasione, salgamos a correr, pensemos en aquello que nos motive…, pero no vivamos tanto en la retaguardia.
Riamos y crezcamos. Podemos dar mucho más de nosotros mismos y cada día es una nueva oportunidad para demostrarlo. ¡Vivamos en la vanguardia!
Demostrémonos lo tan equivocados que estábamos no hace tantos años y luchemos en nuestra realidad por brillar cada día más. Brillar para el mundo. Brillar para nosotros.
A aquello inesperado y necesario
Parece complicado. Y podrá así ser hasta que deje de serlo, para darnos cuenta de que aquello fue, simplemente, algo inesperado. Un hermoso viaje de experiencias y de emociones, de completos estrenos y no tan estrenos.
Al principio puede parecer todo tan caótico, extraño y confuso… Pero no es más que algo inesperado. Realmente ha sido una rica experiencia. No nos quedemos solos en casa, la soledad no nos ayudará; salgamos a pasear, el aire fresco despejará nuestras mentes.
El mundo está lleno de oportunidades inesperadas. Deberíamos contar la vida por momentos, por aquellos momentos repentinos que acaban siendo necesarios. La vida vale lo que sus momentos esperados, así como inesperados. Ambos tan necesarios.
El solo hecho de pensar en ello me produce una sensación de dulzura, como si de un regalo se tratase sin motivo aparente. Merezcamos este regalo pues. Luchemos por merecer esto inesperado y necesario en nuestra vida. Hagámonos merecedores de cada regalo. Tomémonos nuestro tiempo, siempre. Pero no olvidemos que estos inesperados nunca dejarán de estar.
Leámonos cuando no sepamos qué decirnos. Seamos nosotros: seamos aquello necesario.