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Capítulo 28: Junio, 2017

June 01, 2017 - 373 words - 2 mins Found a typo? Edit me

Percepciones

No se trata de esperar al momento de encontrarnos con nuestra vida resuelta, sino de resolver nuestra vida, día tras día, de forma que hayamos creado dicha rutina para nuestra excelencia.

«Somos lo que hacemos repetidamente. Por lo tanto, la excelencia», dijo Aristóteles, «no es un acto, sino un hábito».

No es más que nuestra percepción aquélla que nos diluye la realidad frente a nuestros sentidos. Nuestro trabajo por fortalecer nuestros tenues pensamientos debería no estar tan infravalorado como al parecer la sociedad, desde tiempos pasados, muestra.

El desarrollo de nuestra razón, del éxito subjetivo, de los logros impagables, de la consecución de nuestros rendimientos, así como de nuestra realización personal… Somos un conjunto de partes intrínsecas, ¡de ahí la importancia de nuestra comprensión!

Nuestro rechazo hacia la excelencia accidental porque ésta perecerá en un corto plazo debido a nuestra tendencia hacia el adocenamiento. Nuestro trabajo, frente a las dificultades con las que diariamente nos encontramos, delimitará nuestra aprehensión a la vana e injusta realidad a la que ilusoriamente miramos en ocasiones con simpatía.

El apego a nuestro ser no puede ir sino ligado a nuestra idea de quiénes somos, de dónde y hacia dónde vamos. Somos sensaciones abstractas que, muy probablemente, tengan una explicación llanamente biológica desde nuestro más puro instinto de supervivencia. Nuestras ideas son meras emociones que evolucionan a escondidas conforme el paso de nuestras distintas experiencias.

Nuestra impresión (de lo que creemos entender por realidad) evolucionará impulsada por nuestras percepciones de los sucesos de verdad que seamos capaces de discernir, frutos de la crítica categórica, así como posiblemente equivocada. Pues ésta estará condicionada por todo suceso que, en raras ocasiones, seamos capaces de advertir conscientemente.

Nuestra inconsciencia juega un papel determinante, de forma exigente y severa, en el rumbo de nuestro sentido de la vida. Nuestro sentimiento de verdad lo deberíamos juzgar con total agudeza con nuestra capacidad cognitiva. Pues no deberíamos permitir (¡ni mucho menos creer!) que todo brote sea fruto de un azar sin autor más que alguna quimera.

Es por ello que debo recalcar de nuevo la importancia de la proyección de nuestro consciente para que de forma inconsciente terminemos donde habíamos proyectado escrupulosamente.

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